Un Pesebre y una cruz
Artículo original escrito por Joel Stepanek
Vi una foto hace varios años durante la temporada navideña que se ha quedado conmigo. Era una imagen de la escena del pesebre, pero se cernía sobre ella como la sombra de una cruz. En medio de todas las demás festividades, tradiciones e imágenes que rodean a la Navidad, puede ser fácil olvidar esta profunda verdad: Jesús nació para morir por nuestros pecados.
Esa es toda la misión de su vida. Jesús vino a salvarnos.
Cuando piensas en eso, tiene sentido que el nacimiento de Jesús tuviera lugar de la manera en que sucedió. El nacimiento de Jesús no fue una experiencia bonita y pintoresca. María y José viajaban mientras María estaba de parto. Cuando ya no podían viajar más y no habían habitaciones disponibles, encontraron un lugar donde se guardaban los animales.
Cuando Jesús nació, lo pusieron en un abrevadero, un lugar donde comen los animales, para dormir.
Nada de esto es bonito; es un desorden. La entrada de Jesús al mundo fué un desastre.
Ese es un Jesús diferente al de “Santa/Jesús”. Esa no es una imagen de Jesús que se queda fuera de nuestras vidas desordenadas, esperando que nos limpiemos y hagamos lo correcto antes de que Él venga a salvarnos. Jesús nos salva, incluso cuando estamos atrapados en el desastre del pecado. Incluso cuando le hacemos daño. Incluso cuando destruimos las flores.
Esa es la belleza del pesebre y la cruz. Jesús entra en nuestro desorden y luego lo toma sobre Sí mismo al morir en una cruz. Sin embargo, Él no solo toma parte del desastre, sino que Jesús se lo lleva todo. Jesús acepta el justo castigo por nuestros pecados, que es la muerte, y al hacerlo, nos abre un camino a la vida.
Por eso la imagen de la cruz y el pesebre es tan profunda para mí. La alegría que viene en Navidad fluye de la Cruz y la Resurrección. Estoy lleno de alegría por un Dios que entra en mi desorden. Jesús viene por nosotros y no aparece como un ser angelical, sino como uno de nosotros. Jesús fue como nosotros en todas las cosas, excepto por el pecado.
Jesús conocía el desorden de las relaciones humanas entre amigos y familiares. Jesús encuentra a las personas, incluso a sus amigos más cercanos, que lucharon con la duda. Jesús fue hacia la gente desordenada y quebrantada, y entró en las partes desordenadas y quebrantadas de sus vidas. Jesús experimentó el desorden del sufrimiento.
Ese es un salvador que realmente nos entiende. Me gusta esa imagen de Jesús porque es el auténtico Jesús. Es el verdadero Jesús.
*Este es un extracto del libro Messiah: Stories of Advent de Life Teen
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